La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta al funcionamiento mental, emocional, físico, familiar, social y
laboral.
La depresión, más que una enfermedad, es un “síndrome”, es decir, un conjunto de síntomas. Los síntomas más habituales para el diagnóstico de depresión son:
-
Tristeza, sensación de “vacío”, incapacidad para disfrutar de las cosas que antes se disfrutaba.
-
Sensación de bloqueo, de incapacidad para salir adelante.
-
Irritabilidad, culpa, rabia.
-
Sensación de cansancio, fatiga, agotamiento físico o mental.
-
Sensación de falta de ganas, falta de energía
-
Pensamientos catastrofistas, autocrítica, pensamientos negativos recurrentes: “No puedo”, “no soy suficientemente bueno”, “no me quieren”, “tengo la culpa de todo”, “nada merece la pena”, “haga lo que haga, nada va a cambiar”, “por qué me pasa esto a mí”.
-
Cambios en el apetito.
-
Cambios en los hábitos de sueño
-
Pesadillas o sueños inquietantes.
-
Cambios en el deseo sexual
-
Dificultad para concentrarse o prestar atención
-
Dificultades a la hora de tomar decisiones
-
Sentirse más “lento”, como paralizado o con sensación de inquietud interna y ansiedad
Todos estos cambios afectan a la manera en que la persona deprimida se relaciona con otras personas y con el mundo en general,
aislándose, implicándose menos en el trabajo, las relaciones, aficiones, etc
La depresión puede darse de forma aislada o estar asociada a otro tipo de problemas como la ansiedad, obsesión, adicciones, transtornos de la alimentación, problemas de dolor crónico...
Según las estadísticas, 20 de cada 100 personas pasan por algún tipo de episodio depresivo a lo largo de su vida y 5 de cada 100 padecen o padecerán problemas depresivos graves.
¿Cuándo acudir al psicólogo?
Si te sientes triste, decaído, "bloqueado", incapaz de disfrutar, si te cuesta llevar a cabo tus actividades habituales, si sientes que la tristeza y el desánimo te impiden vivir tu vida de la forma en que quisieras vivirla, una terapia psicológica puede ayudarte.