Robar horas al sueño para estudiar es contraproducente en los exámenes

Aunque los exámenes de septiembre ya no son lo que eran, pues muchos estudiantes se enfrentaron a las convocatorias extraordinarias en julio, todavía hay muchas pruebas, como la temida selectividad, que se celebran antes de volver de nuevo a las aulas. A la hora de enfrentarse a un periodo de exámenes muchos estudiantes sacrifican horas de sueño y duermen menos de lo habitual para ganar horas de estudio. Aunque es una práctica que los expertos siempre han criticado, un nuevo estudio de la Universidad de California en Los Ángeles desvela que podría ser peor de lo que se pensaba.

Independientemente de cuanto estudie al día, un alumno que sacrifique horas de sueño para estudiar más de lo que está acostumbrado tendrá más probabilidades de tener problemas académicos al día siguiente. El déficit de sueño puede acabar, además, siendo crónico: debido a que los estudiantes tienden a sacrificar cada vez más tiempo de sueño para estudiar en los últimos años del bachillerato, la dinámica negativa se vuelve cada vez más frecuente en el tiempo.

 

Andrew J. Fuligni, profesor de psiquiatría y autor del estudio, que ha sido publicado en la revista Child Development, asegura que sacrificar horas de sueño para estudiar más es contraproducente: “El éxito académico podría depender de encontrar estrategias que eviten a los alumnos renunciar a horas de sueño para estudiar, como mantener un calendario de trabajo, utilizar las horas que pasan en el centro educativo de forma más eficiente y sacrificar tiempo que se invierte en otras actividades menos importantes”.

 

No dormir para estudiar tiene el efecto contrario al buscado

Durante 14 días, 535 estudiantes de bachillerato del área de Los Ángeles, de todo origen social y étnico, apuntaron en unos diarios cuánto habían estudiado, cuánto habían dormido y si habían experimentado, o no, dos tipos de problemas académicos: no habían entendido algo de lo que explicaban en clase, o habían hecho mal algún examen, test o ejercicio de los deberes.

 

Los investigadores esperaban observar mediante la investigación que los alumnos que habían dormido menos para estudiar entendían peor lo que se explicaba en clase. Se sorprendieron entonces al observar que su suposición estaba errada, pues a lo que realmente estaba asociado la falta de sueño era a la otra variable: la realización de exámenes y pruebas. En definitiva, perder horas de sueño para estudiar tenía justo el efecto contrario a lo que esperaban los estudiantes.

 

Fuligni asegura que pese a que los estudiantes perciban que el tiempo extra que dedican al estudio es necesario, la realidad es que tiene un coste innecesario: “Tal como habían explicado otros estudios, nuestros resultados indican que el tiempo extra que se dedica al estudio altera las necesidades básicas de sueño de los adolescentes, y la falta de éste es culpable del incremento de los problemas académicos que ocurren tras un cúmulo de días de fuerte estudio”. Pese a esto, el investigador aclara que su estudio no pretende que los adolescentes inviertan menos tiempo total en estudiar, sino que no se debe quitar tiempo de sueño para ello.

 

Fuente: El confidencial